Un icono para un país. El Jeepney.
Los Jeepneys de Manila, pronunciado yipnis, y escrito dyip en tágalo, son taxis colectivos de la capital de Filipinas, aunque han colonizado todo el país y pueden verse en otros puntos de la geografía del archipiélago.
Su origen son los enormes excedentes de jeeps norteamericanos tras la Segunda Guerra Mundial.
Los americanos pusieron el vehículo y los filipinos la decoración, en un ejercicio de tunning, que ya quisieran muchos, y que ha logrado algo muy productivo desde el punto de vista turístico. Situar un medio de transporte en la categoría de icono nacional, como si fuera un taxi o autobús londinense.
En este país asiático a falta de monjes budistas con túnicas naranjas, ponemos jeepneys.
Aunque supongo que pasara bastante tiempo hasta su desaparición, parece ser que el jeepney afronta grandes, amenazas. La falta de aire acondicionado dicen, cuando uno de sus mayores atractivos es que carecen de ventanas y van totalmente abiertos (yo como buen urbanita amante de las mega polis adoro el inconfundible aroma de los tubos de escape).
Por otra parte parece que el consumo de combustible de estos atractivos cacharros es equivalente al de un autobús de 54 plazas.
Otra amenaza es que al no fabricarse nuevos vehículos con la misma estetica, estos se sostienen con remiendos del pasado, al estilo de los vehículos americanos de La Habana. Pero el tiempo pasa y como las personas que se hacen liftings, todo tiene un limite.
A pesar de ello se intenta salvar al jeepney mediante nuevos modelos basados en Toyota Cruiser o Hummer, pero no es lo mismo.
Usando los jeepneys en Manila.
Los jeepneys están llenos de carteles con nombres de zonas y distritos de Manila, debes encontrar tu destino y subir al vehículo. Una parada de jeepney se reconoce por los puntos donde veas una gran concentración de los mismos. Pero también es posible “asaltarlos” en medio de la calle y subir.
El criterio que rige para subir es idéntico para bajar, tocas el techo para avisar que te apeas, y bajas. Estés donde estés, es decir en medio de una calle de cuatro carriles, y parando el tráfico.
Una vez en el interior comunicas tu lugar de destino, y como foráneo que eres, pides amablemente que te digan cuando has llegado al destino.
Le entregas al pasajero más cercano, o al conductor en su caso los 8 pesos (0,15€), y esperar de la misma forma recibir las vueltas si fuera necesario.
Ir a Manila y tomar un jeepney es una obligación, baratos, “frescos”, pintorescos, y cumples con el topicazo. Mejor que en Londres.