Alcázar de Sevilla, 1000 años de esplendor y un compendio de arquitectura.
Sevilla atesora un fabuloso centro histórico, esto la convierte en una urbe turística con ese puntillo exótico que los españoles no terminamos de ver pero que, “los guiris lo flipan”, como si fueran a ver el Taj Mahal solo que con billete más barato y en zona euro.
A la sombra de la Catedral y junto al paradigma del tipismo andaluz que supone el barrio de Santa Cruz, se encuentra el Alcázar de Sevilla. Impresionante palacio musulmán, cristiano, militar y unas cuantas cosas más.
El Alcazár de Sevilla es Patrimonio de la humanidad desde 1987. El tener ciertas dependencias en uso para la familia Real, lo convierte en el palacio real en activo más antiguo de Europa.
Visita al Alcázar de Sevilla.
A pesar de los vaivenes de las historia, el perímetro del palacio es prácticamente el original y sus murallas son auténticas en la mayor parte.
El solar donde se asienta fue en tiempos tardo romanos cementerio paleocristiano y posteriormente lugar de deshechos del puerto sevillano.
En el Siglo X, el mas poderosos Califa de la España musulmana Abd al-Rahman III sometió a los Banu Hayyay de Sevilla y Carmona durante su primer año de reinado, el 913. Parece que en esta fecha se inicia la construcción de una pequeña alcazaba para el gobernador de Sevilla, aunque el registro arqueológico no confirma este dato.
Si lo confirma la posterior taifa abbadi de Sevilla que gobernó el rey Mutamid y llevo a Sevilla (Išbīlia) a ser la más esplendorosa ciudad de la península.
Este esplendor debía verse reflejado en una gran alcazaba con funciones palaciegas y militares. Hoy tan solo algunos lienzos de muralla datan del periodo Abbasi.
Horarios
Octubre a marzo: Lunes a domingo, de 09.30 a 17.00 h.
Abril a septiembre: Lunes a domingo, de 09.30 a 19.00 h.
Cerrado los días 1 y 6 de enero, Viernes Santo y 25 de diciembre.
Tarifas
Entrada general: 9,50 €
Entrada jubilados y estudiantes de 17 a 25 años: 2 €
Extensión al Cuarto Real : 4,50 €
Lunes de 18.00 a 19.00 h. Abril a septiembre, y de 16.00 a 17.00 h. de Octubre a Marzo: Gratuita.
La entrada al monumento se efectúa desde la Puerta del León, una construcción incrustada en la muralla abbasi en el siglo XII, y que se llamaba de la Montería pues desde esta entrada se accedía al Patio de la Montería. Posteriormente paso a llamarse Puerta del León por la figura heráldica del felino que se puede ver en el alfiz de la puerta.
Tras cruzar esa puerta (y comprar las entradas) llegaremos al Patio del León. Pero antes de entrar en el gran Patio de la Montería a la izquierda se encuentra un espacio muy interesante.
Restos almohades.
Se trata de la Sala de justicia (Mexuar) y el Patio del Yeso, este último conserva importantes restos de arquitectura almohade. Esta zona fue residencia de los reyes cristianos durante la construcción del nuevo palacio. La cubierta mudéjar de la Sala de Justicia la añadió Alfonso XI, pues con los cristianos siguió desempeñado idéntica labor de tribunal y consejo Real.

Arquería meridional con un arco central polilobulado flanqueado por otros tres menores a cada lado, con abundante decoración en Sebka
El Patio de la Monteria.
Entre el mencionado Patio del León y el gran Patio de la Montería se ubica un lienzo de muralla abbasi al que se le han practicado tres puertas. Este Patio como su nombre indica, es donde se reunían las partidas de caza de los reyes.
El Patio de Montería tiene frente a la entrada la bella fachada mudéjar del Palacio de Pedro I. A la derecha una galería porticada del siglo XVI que separa este patio del llamado Patio de la Casa de Contratación. Y a la izquierda un pórtico del siglo XVIII da acceso al Patio del Crucero que precede al Palacio Gótico.
En la esquina entre la galería de la derecha y el Palacio de Pedro I, unas escaleras dan acceso al Cuarto Alto, estancias reales gestionadas por Patrimonio Nacional y abiertas al público desde hace poco tiempo.
Por la galería accedemos al llamado Cuarto del Almirante, una gran sala con techumbre de madera que alberga varios cuadros de Patrimonio Nacional, como el enorme lienzo titulado «Las postrimerías de Fernando III el Santo» un cuadro de siete metros y medio de ancho que representa al conquistador de Sevilla, Fernando III en sus últimos momentos, con todos los atributos de la nobleza en el suelo, ya inútiles. Su autor es el pintor academicista sevillano Virgilio Mattoni
Junto a esta estancia, la Sala de Audiencias, con los escudos de los almirantes de Castilla, ya que Fernando III creo la Real Armada de Castilla, entre estos escudos se encuentra el de Cristóbal Colon. Hoy alberga el espléndido cuadro de Alejo Fernández, la «Virgen de los Navegantes», cuadro renacentista donde se puede apreciar a Colón y el emperador Carlos V.
En tiempos de Isabel la Católica se intervino en esta zona para crear la Casa de Contratación de Indias. En 1717 el traslado de la institución a Cádiz provoco el desuso de esta zona y finalmente en 1964 fue demolido.
Lo poco que queda, el llamado Patio de la Contratación no es visitable y pertenece a un edifico de la Junta de Andalucía.
El Palacio de Pedro I
Regresando al Patio de Montería, nos acercamos ahora al espacio más bonito y sugerente del Alcázar de Sevilla. El fastuoso Palacio de Pedro I. El cruel para unos o El justiciero para otros. El Rey ordenó derribar el Palacio Almohade, para crear un suntuoso Palacio Mudéjar destinado a ser corte principal del Reino de Castilla y León. Pero su belicoso y ajetreado reinado impidió que el proyecto se completara, siendo lo que conocemos solo una parte.
El ambicioso proyecto se truncó a los pies del castillo de Montiel, con la famosa frase de “ni quito ni pongo rey” del mercenario bretón Bertrand du Guesclín en la batalla de Montiel.
La dinastía usurpadora, los Trastamara, llamados a grandes destinos, se centró en otros territorios, de hecho Enrique de Trastamara construyó un suntuoso Palacio Real en León, del cual no queda nada, salvo una puerta en el Museo Arqueológico Nacional.
Sera con los Reyes Católicos y el asalto final a Granada cuando el Palacio se revitalice, y Carlos V y Felipe II acometieron remodelaciones, en el caso del último, incluían el relleno de albercas y pavimentado de jardines.
Tanta voluptuosidad morisca debía de hacer daño a los ojos del Rey Prudente y la sobria etiqueta borgoñona.
El Palacio de Pedro I, digno plató de cine, se construyó entre 1356 y 1366, fue un paso más allá en los gustos del Rey Pedro respecto a sus palacios de Tordesillas y Astudillo, aquí las soluciones islámicas de los anteriores se llevan a la máxima expresión.
La fachada rompe claramente con la tradición musulmana de no ostentar riquezas “de cara a la calle” para no ofender a los pobres. En este caso son cristianos y se trata de representar un poder o incluso una legitimidad.
Consta de tres partes con dos alturas. Su entrada es adintelada y no en arco como sería usual en este estilo. Junto a la misma dos arcos polilobulados ciegos con decoración en sebka.
En los laterales hay arcos de medio punto en el primer piso, y en el segundo un arco de medio punto flanqueado por ventanales con tres arquillos y decoración de sebka.
Una vez en el interior nos podemos diriguir hacia el Patio de Doncellas, nombre adquirido en el siglo XVI, pues el original es Patio del Rey, o bien hacia las estancias privadas, según el pasillo que tomemos.
Desde aquí también se podía acceder al Cuarto Real Alto, con las estancias más privadas y tal vez más lujosas.
El Patio de Doncellas.
Alma de la vida en Palacio, herencia andalusí y origen romano, hoy las sucesivas intervenciones han tratado de devolver el aspecto original con alberca anterior a las reformas de Felipe II.
La galería que rodea el Patio de Doncellas es de arcos polilobulados sobre columnas califales procedentes de palacios cordobeses que finalmente se sustituyeron por otras renacentistas en tiempos de Felipe II. Por encima de los arcos la omnipresente decoración en sebka.
Carlos V encargo al arquitecto Luis de Vega realizar el piso superior para convertirlo en Palacio de Invierno. Una galeria plenamente renacentista con los símbolos del emperador, arcos de medio punto y columnas jónicas alternando dobles con sencillas, remata el Patio de Doncellas.
En el ala norte del Patio un arco de medio punto da acceso a la llamada Sala Regia que como todo el Palacio luce magníficos techos artesonados. Desde esta sala se accede al dormitorio de verano del rey, precedido de una bella arcada de herradura triple repleta de trabajadas celosías enmarcadas en un alfiz.
En el lado contrario, se encuentra el llamado salón del techo de Felipe II, con otro techo espectacular por su trabajo, en este caso de tradición cristiana renacentista.
En el lado oeste cuyas puertas bajas son originales de tiempos de Pedro I esta la entrada a otra de las estancias más espectaculares del Alcázar de Sevilla.
El Salón de Embajadores.
Es una gran estancia de planta cuadrada con un zócalo de azulejos y abundante yesería en todas las paredes.
Las salas a las que se accede desde el Salón de Embajadores tienen las puertas decoradas con tres arcos de herradura enmarcados a su vez en un gran arco de herradura. Por encima un enorme friso representa a todos los reyes de España de Recesvinto a Felipe III.
El salón se remata por una bóveda de mocárabes del año 1427. A finales del siglo XVI las obras en la segunda planta del Palacio crearon una serie de balcones en cada lado de la bóveda.
Este magnífico salón hace de distribuidor a varias estancias, como los aposentos de los infantes en tiempos de los Reyes Católicos, entre ellas las habitaciones del príncipe heredero Juan que nació en el Alcázar y que se encuentra junto a un pequeño patio llamado “de muñecas” por los pequeños rostros que aparecen en algunos de sus arcos.
Todo este área palacial está repleto de artesonados, azulejos, yesería, decoraciones en sebka, columnas de estilo califal etc. Son los salones de los Pasos Perdidos, de los Reyes Católicos, Cuarto del Príncipe, y el ya referido Salón del Techo de Felipe II llamado así por su gran artesonado. Desde este salón se accede a los jardines de Pedro I.
Con esto termina esta fugaz reseña del impresiónate Palacio de Pedro I, ¿Cómo habría sido el proyecto de completarse en su totalidad?.
El Palacio Gótico.
A continuación viene el Palacio Gótico que debido a las sucesivas intervenciones aparenta ser más reciente que el de Pedro I, pero en realidad es anterior.
El 22 de Diciembre de 1248 Fernando III entraba en Sevilla y su sucesor Alfonso X construirá en el recinto del Alcazar el Palacio del Crucero o Palacio del Caracol sobre las principales estancias almohades.
Con Alfonso XI estas estancias se convertirían en gran salón de Justicia, y con o sin ella en dicho salón Pedro I dio muerte a su hermanastro Fradique Alonso.
El Palacio Gótico esta precedido por el Patio del Crucero, por estar originalmente “cruzado” por una galería que dividía el Patio en cuatro parterres con albercas. Este Patio era el más grande de todo Al Andalus.
El Palacio se convirtió en la principal corte del Rey Sabio y hemos de suponer que aquí se escribirían algunas de las importantes obras de derecho, ciencia e historia que vieron la luz durante su reinado.
La sala más al sur del Palacio mantiene sus arcos ojivales pero sin pilares, pues estos fueron sustituidos por ménsulas en tiempos de Felipe II quien además pinto los muros y añadió los azulejos por lo que su original aspecto gótico quedo muy difuminado. Aquí se celebró la boda Real entre Carlos V e Isabel de Portugal en 1526, y desde esta sala se accede a una escalera de caracol que comunica con una terraza almenada.
Otra de las intervenciones que ha convertido el pasado gótico de este Palacio en un secreto escondido, es la provocada por el terremoto de Lisboa de 1755, por cuya causa la sala paralela, llamada Salón de Tapices adopto un aire netamente barroco. Su nombre se debe a que en este lugar se dispusieron los muy famosos tapices de la conquista de Tunez por Carlos V en 1535. Hoy cuelgan copias, mientras que los originales podrán verse en el futuro Museo de la Colecciones Reales en Madrid, si es que algún día se inaugura.
Aprovechando la ocasión también se remodelo el viejo Patio del Crucero eliminado los parterres, y creando un espacio dieciochesco que es el responsable de que este Palacio parezca mucho más moderno que el de Pedro I.
No obstante durante las obras de remodelación la vieja cisterna almohade se conservó como planta sótano y hoy podemos visitar este espacio bautizado como “Baños de doña María” en alusión a la amante de Pedro I que por lo visto aquí se daba unos chapuzones de cuando en cuando.
Los jardines del Alcázar.
El conjunto de jardines del Alcázar de Sevilla comprende unas siete hectáreas. Lo usual es que la visita se inicie por los jardines renacentistas, que se realizaron en el siglo XVI por la parte trasera de los Palacios Gótico y de Pedro I, siguiendo corrientes italianizantes.
Esta parte de jardines pegados al edificio son pequeños espacios cuadrangulares, con fuentes y puertas renacentistas que presentan distinta decoración cada uno de ellos.
A raíz de esta intervención se decidió que toda la fachada palaciega que da a los jardines tuviera corredores y ventanales, para convertirla así en un gran mirador.
El último de los jardines es el más conocido, contiene la alberca llamada Estanque de Mercurio pues cuenta con una estatua del Dios romano realizada en 1576.
Lo más llamativo es la arquitectura que cierra el lado oriental del estanque, la Galería de Grutescos obra dieciochesca de Vermondo Resta, que aprovecho partes de la muralla almohade.
Con rocas que simulan grutas, en el mismo se pintaron figuras y animales exóticos y mitológicos con un castillete almenado. Al final del edificio se encuentra otro mirador que permite contemplar los jardines orientales.
Si desde el Estanque de Neptuno avanzamos por los jardines hacia oriente llegamos al Jardin de las Damas y el Jardín de la Alcoba, espacios más grandes que los anteriores del siglo XVI. En el último mencionado se encuentra el pabellón de Carlos V o Cenador del Narajal. Parece que se yergue sobre un antiguo oratorio musulmán. Es un bello pabellón de influencias andalusíes con azulejos y yeserías.
Fuera de este ámbito se encuentran amplias extensiones de jardines a las que se accede desde la monumental Puerta de Marchena, nombre que se debe a que era la portada del Palacio de los Duques de Arcos en la ciudad de Marchena, obra de Juan Guas en 1492. Hoy esta en este lugar porque el Duque de Osuna hubó de subastar sus posesiones en 1882 para pagar las deudas contraídas y el Estado adquirió la puerta que fue traída piedra a piedra hasta el Alcázar de Sevilla.
Fin de la visita al Alcázar de Sevilla.
Antes de abandonar el Alcázar transitaremos por un conjunto de edificaciones construidas en tiempo de Felipe V por el arquitecto Vermondo Resta. Destaca la galeria dieciochesca, y el Apeadero, un zaguan con tres naves separadas por columnas y arcos que desemboca en el gran Patio de Banderas. Estas obras se deben al periodo de cinco años que Felipe V pasó en Sevilla (1729-1733).
El Patio de Banderas es un gran patio rectangular que hacia las veces de Plaza de Armas del Alcázar, su imagen actual es de tiempos de Felipe IV.
El Alcazár de Sevilla fue Palacio Real hasta que la II República lo cedió al ayuntamiento de Sevilla que lo gestiona a trvés del «Patronato del real Alcázar«, si bien el llamado Cuarto Real Alto forma parte de Patrimonio Nacional que lo emplea para alojamiento de la familia Real o de jefes de Estado y dignatarios extranjeros.